Quisiera que algún día termine esta guerra que tengo conmigo misma. Quisiera dejar de llenarme la cabeza de cosas negativas, de miedos, de dudas. Hace años vengo alargando toda esta lucha entre lo positivo y negativo, y la verdad ya estoy cansada. Una parte de mi me destruye un poquito cada día con los peores sentimientos, y la otra parte de mi, saca fuerzas que desconozco dentro mío para poder seguir adelante, e ignorar la tristeza.
Tengo una vida hermosa y tranquila. Tengo a mi mamá que es mi único tesoro, mi única familia. Tengo amigas, que con los años se ganaron el título de hermanas. Tengo a Damian que esta siempre a mi lado y no me hace sufrir, es un novio de los que ya no hay. Y nuestro amor es el más lindo y fuerte. Tengo trabajo, tengo proyectos, tengo ganas de que llegue ya noviembre para anotarme en la facultad para estudiar lo que más me gusta, lo que me motiva. No me puedo quejar. No hay nada que tape todo lo bueno que, gracias a la vida, pude conseguir. Sin embargo fueron tantos los años de tristeza que todavía tengo secuelas, todavía no puedo dejar del todo sentimientos de celos, que tanto me atormentan y ni siquiera con motivos. Realmente mi mente quiere volverme loca, pero no, no lo va a conseguir, estoy luchando como nunca, porque sé que esto no puedo arruinarlo. Esta es la vida que siempre quise, tengo que dejar atrás todo pensamiento malo, porque todo depende de mi. Si algo falla va a ser culpa mía. A veces siento que no puedo más, que necesito ayuda, y que necesito respuestas, ya estoy saturada de analizarme sola, de hacerme preguntas y contestármelas sola.
Vine de unas vacaciones espectaculares donde pude alejarme de todo lo que me molestaba, pero al llegar siempre algo me perturba. Y el problema sé cual es: el problema soy yo, y nadie más que yo. No tengo a nadie que me haga mal, no estoy pasando por ningún mal momento, sino al contrario. Tengo que trabajar en esto, ya es momento de pedir ayuda de una buena vez. Porque si no estoy bien, no puedo estar bien con nadie.